¿Estás en un momento en que no sabes cómo continuar con tu oración? ¿O más bien no sabes ni por dónde ni cómo empezar? O quizá quieres darle una nueva ruta y una nueva vida a tu vida de oración y tu relación con Jesús y su Madre… Tradicionalmente se ha dado mucha importancia a utilizar las competencias intelectiva, emocional e incluso imaginativa (sobre todo la primera) para dar vida a la oración. Estas posibilidades dan cierta riqueza a la vida interior pero dejaban olvidada una estructura fundamental de nuestra humanidad tan trabajada por otras culturas y religiones: la corporalidad y todas sus posibilidades. Si quieres dar un salto y explorar un nuevo mundo de oportunidades sigue leyendo.
Necesitarás el siguiente kit de oración que te recomiendo: unas velitas, un pequeño tapiz, un cojín, lápiz, papel, algo de lectura, agua y unas varitas de incienso. No esperes que siempre haya de todo esto donde vayas así que, ¿por qué no llevarlo uno mismo y utilizarlo según el caso? Cuando llegues, recuerda saludar correctamente, sobre todo si está Jesús sacramentado, lo cual es altamente recomendable. Lo primero es colocar todo en tu espacio sin molestar a nadie y encender una de las velas. Después colócate sobre el tapiz en la posición que desees para que éste cómodo. Cuida la posición del cuerpo. Podemos ir más allá del tradicional trinomio de rodillas, de pie, sentado. Si lo haces, de modo muy natural podrás ir cambiando de posición expresando cómo te sientes en cada momento. A esto se le llama rezar con el cuerpo. También puedes ayudarte con el cojín. Recógete unos segundos, mira al Santísimo y pide la gracia necesaria para hacer correctamente el rato de oración.
Cuando lo desees puedes sacar algo para leer o papel y lápiz. Se ha solido recomendar escribir indistintamente pero yo te sugiero que sólo escribas aquellos sentimientos, propósitos e inspiraciones que te vengan en la oración. O sea, no escribas mucho. ¿Has probado dibujar algo también? Es otra manera de expresar: puedes dibujar algo que haya en el lugar o puedes ser más abstracto… Pero poco a poco. Haz pausas. También puedes regalarle a Dios algo de música: puedes cantar o puedes tocar algún instrumento. Si no sabes, en poco tiempo puedes aprender a tocar la flauta dulce. Es muy distinto regalar a Jesús algo de tu propia música que escuchar un CD. No es lo mismo escuchar que hablar o entonar ¡aunque no toques muy bien notarás cómo tu alabanza es muy grata a Jesús! Así que añade a tu kit una flauta. ¿Y por qué no bailar? Arráncate y regálale a Jesús algunos de tus pasos. De este modo, estarás utilizando el arte para orar y expresarte.
Fíjate como orar es más que escuchar o dialogar: es escribir y leer; dibujar y contemplar; entonar y escuchar y bailar. Al fin y al cabo, son diferentes modos de comunicarse y expresarse, lo cual no es otra cosa que la oración: un diálogo con un interlocutor, un canal y un contexto. No siempre tendrás que hacer todo aunque si añades a lo anterior un poco de incienso ya estarás utilizando todos tus sentidos en la oración. Lo mejor es intercalando poco a poco y si lo haces notarás como tu oración cambia cualitativamente hacia un estado más meditativo; y toda tu vida también. Está bien pedir a alguien que te acompañe a la oración porque estarás haciendo apostolado pero no esperes a nadie ¡la oración en soledad es algo distinto que también debes probar! Huye de los ruidos y cuando lo necesites bebe un poco de agua. ¡Rezar cansa! Y no olvides dar gracias al final de tu oración por permitirte Dios hablar con Él y aprovecha para hacer algún propósito. Y recuerda: más allá de tu oración Dios te acompaña siempre durante el resto del día.
Maikel