La humildad y el coraje de María

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Estos «hilos» tuiteros de @Antonio1Moreno son oro puro:
En el Evangelio de hoy leemos la escena de la Visitación de María a su prima Isabel. Si quieres leerla entera, lo puedes hacer aquí
ciudadredonda.org/calendario-lec…
El primer error es creer que la humildad y el espíritu de servicio son actitudes de débiles, de personas sumisas, sin personalidad…
El Evangelio desmiente esta actitud en María.
Dice de ella que «se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel».
La actitud que describe es una actitud de una mujer “echá palante” como decimos aquí en Andalucía.
María es una mujer valiente, con coraje, que no tiene miedo, a pesar de su embarazo, de emprender un viaje largo y cuesta arriba, para ayudar a otra mujer.
He mirado en Google Maps cuánto tardaría María en hacer a pie el viaje desde Nazaret, donde ella vivía, hasta Ein Karem, la ciudad donde vivía Isabel, y esto es lo que me sale:
Son un montón de kilómetros, más de 30 horas andando sin parar. Con sus descansos serían varias jornadas de caminata que, en aquel clima de Israel, os aseguro que no es nada agradable.
Seguramente iría acompañada, en una caravana, pero en el camino, podías encontrarte salteadores, fieras salvajes…
Nada de eso la amilana. Con el lenguaje de hoy, ella es una mujer “empoderada”.
El Ángel se lo dijo en la Anunciación, que recibiría el Espíritu Santo y que el poder del Altísimo le cubriría con su sombra.
Ella tiene el poder ¡Si es madre de Dios!
Las madres tienen un poder especial. ¿A que sí?
Nadie como una madre para defender a sus hijos. Una madre es capaz de hacer por sus hijos lo que jamás haría por sí misma.
Yo he visto a madres primerizas transformarse de niñas pusilánimes en superwoman a todos los niveles en pocos meses.
María fue a casa de Isabel a ponerse a su servicio. La que es más, va hacia la que es menos, María a Isabel, la joven a la anciana, Jesús a Juan…
Jesús, ya desde el vientre de su madre, está al servicio de la humanidad, María le enseña, antes de nacer, a lavarnos los pies.
¿O crees que durante el embarazo, los bebés están en un mundo distinto a este?
No, no están en “otra dimensión”. Están en otro medio, eso sí, pero sienten todo. Los sonidos, el tacto, ¡incluso el gusto de los alimentos que ingiere la madre! También las emociones se transmiten de madre a hijo.
Así le pasó a Juan, en el Evangelio de hoy.
Dice que «En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!”».
El niño Juan acaba de conocer a Jesús. Esa patada es el primer grito de “la voz que clama en el desierto”. Ya estaba Juan preparando los caminos del Señor.
María, nos dice el Papa Francisco, ejerce con Isabel el modelo de la Caridad perfecta en este pasaje. Puesto que junto a la ayuda concreta de ponerse a su servicio, le lleva a Jesús, le lleva el Evangelio, la buena noticia.
Esto es lo que hacen hoy, por ejemplo, los misioneros en los países más desfavorecidos. Llevan el desarrollo, escuelas, dispensarios, hospitales… Pero no sería una ayuda completa si no llevaran también a Jesús.
Porque Cristo es el que da sentido a la vida del ser humano. Él es el Alfa y la Omega, Él es nuestro modelo de felicidad. Negar a Jesús a alguien es negarle la posibilidad de desarrollarse plenamente.
Otra cosa es que el otro quiera o no aceptar el Evangelio, porque tenemos un don preciado, la libertad.
Isabel lo acepta de buena gana. Y no solo eso, sino que se alegra, no porque ha llegado María a ayudarla, a quitarle trabajo, sino porque le ha traído el Evangelio, le ha traído la alegría perpetua, la salvación.
Por eso grita: ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? De nuevo la humildad. La madre del que Jesús dijo que no había nacido uno más grande, se considera pequeña para tan gran honor.
A lo mejor tú que me lees eres una persona de fe. ¿Te consideras digna? ¿Es un derecho? ¿Quién te la ha dado? ¿Por qué mérito? ¿Das gracias por ese don?
Si te crees digno, lo más seguro es que no tengas fe. Tendrás otra cosa. Tendrás fe en el dios que has creado a tu imagen y semejanza, pero eso que tú crees no es Dios.
El don de la fe sobrepasa completamente a quien lo tiene, lo trasciende hasta tal punto que sabe que no viene de él, que no es obra humana, como Isabel reconoce, es un regalo que viene de arriba.
Hoy es el día (en España) en el que todos comprobamos si nos ha tocado la lotería. ¡Pues mira a ver si tienes fe y, si es así, enhorabuena, te ha tocado la lotería!
Solo los ojos de la fe pueden ver lo grandes que son las pequeñas cosas.
María santifica las cosas sencillas. Lo que muchos consideran erróneamente como poco importante: el trabajo doméstico, la crianza, el cuidado de los mayores y enfermos, la visita a familiares…
Son virtudes en las que las mujeres nos ganan por goleada a los hombres de forma natural; y son virtudes en las que los hombres debemos crecer y, gracias a Dios, lo estamos haciendo
María no es modelo solo para la mujer del siglo XXI. María es modelo para el hombre y para la mujer del siglo XXI. María es modelo de humanidad.
Ojalá la carrera por la igualdad no fuera una carrera para ver quién llega más alto en los puestos de responsabilidad sino para ver quién llega más alto en el servicio al otro.
Ojalá las empresas no compitieran solo por sus beneficios económicos sino por su contribución a una sociedad más humana.
Ojalá los gobiernos no compitieran por ver quién depreda más países sino por ver quién levanta más economías y sociedades hundidas.
Ojalá los hombres y las mujeres pudiéramos descubrir la verdad que nos presenta María y valorar que la maternidad y el servicio son la base de una sociedad propiamente humana, no nuestros enemigos.
Ojalá, hoy, nos levantemos y nos pongamos en camino de prisa, al servicio de nuestra mujer, de nuestro marido, de nuestros hijos, de nuestros padres o abuelos, de nuestra sociedad
Bienaventurados seremos entonces, porque habremos creído, y lo que nos ha dicho el Señor se cumplirá. #FindelHilo.
P.D. Este va a ser, por ahora, el último de los #HilosDelEvangelio. Que no quiere decir que no siga escribiendo hilos de vez en cuando (atentos al de mañana). Necesito tiempo para nuevos proyectos. Mientras tanto, ya sabéis que todos están disponibles en antonio-moreno.es