Josefer es profesor de Filosofía y Religión de Secundaria y Bachillerato en el Colegio Amorós de Madrid (Marianistas) y acaba de publicar un libro que se titula: Pregunta sin Miedo sobre Dios.
La verdad es que el título del libro es muy sugerente: ¿Por qué has querido que se llame de ese modo el libro? Y ¿nos da miedo preguntar sobre Dios?
Primero, gracias por la valoración. Es un título llamativo, que sí refleja bien lo que hay dentro. La cuestión de Dios provoca un cierto pavor en muchos sentidos. María se llena de miedo ante el ángel Gabriel, pero pregunta y entra en diálogo. En la Iglesia, no pocas veces el miedo nos hace callar, como si las preguntas que tenemos dentro fueran inapropiadas. Quería escribir para invitar a lo contrario, a una cierta valentía hoy, que consideró muy necesaria en todos los sentidos.
En el vídeo que has subido a Facebook hablas de que, en parte, el libro es fruto de tus diálogos con gente joven, ¿Hay una crisis de religiosidad entre los jóvenes? ¿Cuál es el aspecto a los jóvenes que más les interesa de Dios?
El video de Facebook no es nada elaborado, pero varias personas preguntaban de qué trataba y quise dar una respuesta rápida, mientras mi hijo me daba un respiro. Indiscutiblemente hay una crisis en los jóvenes en muchos aspectos, aunque más bien la ruptura con lo religioso y en particular con la Iglesia católica se dio en sus padres y ellos heredan esta inercia. Pero un joven es alguien que, inevitablemente, se hace preguntas en todas las direcciones. No podemos olvidar que son la novedad por excelencia y que están viviendo sus primeras veces de forma personal en casi todo. Buscaba con el libro poner por escrito muchas de estas búsquedas.
– De Dios no les llama la atención casi nada de lo que decimos, al menos al gran público joven. Están blindados y son inexpugnables en muchos sentidos, aunque sea con argumentos pobres y escasamente razonados. Siempre hay alguien en clase sensible, porque ha sido educador en una familia que vive su fe, pero es un grupo minoritario. Dicho esto, les interesa mucho el amor, la vida, lo que van viviendo internamente. Un joven es alguien que despierta más a sí mismo que al mundo en el que hay cosas y cosas. Esto es esencial verlo y comprenderlo bien. Están descubriendo, más allá de los cambios evolutivos propios de la edad, que a ellos les ocurren «cosas» y que vivir en parte es aprender a reconocerlo, aceptarlo, responder ante ello. Es un momento de afectividad a flor de piel, en el sentido más profundo de la palabra. Todo lo que reciben cala en ellos y empapa su vida. Pese a lo que puedan mostrar y al tono de sus contestaciones.
En una sociedad tan líquida, ¿Dios de verdad que papel ocupa?
Dios se ocupa de lo de siempre, de llamar incansablemente a ser sus hijos y de sostener el mundo. Otra cuestión es la Iglesia, que ya no es una institución de cohesión y unidad, sino una comunidad abierta radicalmente a la fraternidad y la construcción del Reino. Muchos se alegran de esta situación, pero pienso que no son sinceros. Ojalá todos descubrieran el amor de Dios y reconocieran que nos hace más felices vivir con entrega y hondura nuestra vida, en lugar de esclavizarnos con ideologías y enfrentarnos por egoísmos e ignorancias.
Seguro que sabes que se acaba de celebrar el Sínodo para los jóvenes. En ese diálogo entre la Iglesia y la juventud, ¿Dónde crees que hay que avanzar y profundizar más?
He seguido la preparación y el sínodo con mucha esperanza. Es un gesto claro del deseo de la Iglesia de ofrecerse a los demás y de la voluntad por compartir su riqueza espiritual y humana. Los jóvenes necesitan espacios en los que vivir sin contaminación, donde experimentar a fondo la vida antes de recibir las respuestas de otros, muchas veces advertencias atemorizantes. Mis alumnos no conocen la sociedad antes del 11-S y han crecido con la crisis. Hemos volcado sobre ellos preocupaciones que les ahogan, mucha desconfianza y desilusión. ¿No puede ser la Iglesia para ellos lugar de apertura, de esperanza, de vida y experiencias que luego puedan compartir libremente y donde sean escuchadas sus búsquedas? Nos haría mucho bien a todos los cristianos ver a la Iglesia rejuvenecer, no por estadística sino por vida.
Por último, ¿Cuál es el capítulo de tu libro que más aconsejarías a un joven que hoy ha dejado de creer?
Ni idea. En general diría que es un libro que coger, mirar el índice, leer las dos páginas correspondientes, cerrarlo, pensar o rezar algo, intentar vivir y dialogar con alguien más. Está dividido en tres partes, que serían algo así como Dios y creer, Jesús y la vida cristiana, y mundo actual y persona. En cada uno hay treinta y tres temas, con dos preguntas y un comentario, no tanto una respuesta. Mi deseo es que ayude a todos. A los jóvenes a sacar preguntas y a los no tan jóvenes a abrir diálogos.
Muchísimas gracias y esperamos ser de los primeros en leer tu nuevo libro.
Muchas gracias a vosotros y adelante con esta misión tan interesante. ¡Cuidaos mucho!