La lectura del evangelio de ayer nos trae una enseñanza de Jesús fruto de la desazón de los apóstoles porque otros hacen cosas buenas, milagros y forman parte del grupo de los 12.
Jesús les dice que quien hace milagros en su nombre no puede hablar mal de Él.
Nosotros no somos mejores ni peores que otros que forman parte de la Iglesia. Nosotros solo queremos hacer, como ellos, milagros en nombre de Jesús. Los verdaderos milagros de Dios: conversiones, deseos de entrega, retornar a la casa de Dios.
Nosotros no somos de Apolo o Cefas somos de Cristo y esto pasa porque el sarmiento este muy unido a la vida.