Los discípulos, cuenta San Juan, se encuentra de nuevo en el lago de Tiberiades. Aquel lago dónde otras muchas veces habían estado con Jesús. Pedro, el pescador, estando en la orilla dice a sus compañeros me voy a pescar. Salen con la barca y los aparejos de pesca pero esa noche, de nuevo, vuelve a ser para ellos una noche vacía. Regresan a la playa y se encuentra con un hombre que les dice: Muchachos, ¿tenéis pescado?, y, como la otra vez antes de que estos pudieran decir nada les dice: echad la red a la derecha de la barca.
De nuevo recogen una multitud de peces que no eran capaces de sacarla de la barca, de nuevo ¡cuántas lecciones de este pasaje!, porque Pedro es el pescador, Pedro es el que desde hace años ha salido a ese mismo lago a pescar y conoce perfectamente el oficio pero Jesús, no lo olvides, es el Resucitado.