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La Diócesis de Roma anunció que dará el primer paso para la apertura de la causa de beatificación de Chiara Corbella Petrillo, una joven madre coraje italiana que durante su embarazo retrasó el tratamiento del cáncer que padecía para que pudiera nacer su tercer hijo.
El edicto que comunica esta decisión dice que el sacrificio de esta joven madre “permanece como un faro de luz de la esperanza, como un testimonio de la fe en Dios, autor de la vida, como un ejemplo de que el amor es más grande que el miedo y que la muerte”, afirma el edicto
Chiara Corbella nació en Roma (Italia) el 9 de enero de 1984. Creció en el seno de una familia católica y frecuentó una comunidad de la Renovación Carismática. El sitio web dedicado a la memoria de la Sierva de Dios señala que su temperamento era “tranquilo, no rebelde, expresado en el servicio a los demás”.
En una peregrinación que realizó en el año 2002 a Medjugorje, Chiara conoció Enrico Petrillo y presintió que él era su futuro esposo. Al regresar a Roma, ambos inician una relación de noviazgo que duraría seis años.
Chiara y Enrico se casaron en Asís el 21 de septiembre de 2008. Al regresar de su luna de miel, la joven descubrió que estaba embarazada, pero las ecografías revelaron que su bebé nacería con anencefalia.
La pareja decidió continuar con el embarazo y el 10 de junio de 2009 nació Maria Grazia Letizia, quien solo vivió media hora.
Meses después volvió a quedar embarazada y los médicos le dicen que su hijo no tendría piernas. Davide Giovanni nació el 24 de junio de 2010 y vivió pocas horas.
“En el matrimonio el Señor ha querido darnos unos hijos especiales: Maria Grazia Letizia y Davide Giovanni, pero nos ha pedido de acompañarlos sólo hasta sus nacimientos, nos ha permitido de abrazarlos, bautizarlos y ponerlos en las manos del Padre con una serenidad y gozo sorprendente”, escribió Chiara.
Poco tiempo después de la muerte de su segundo hijo, la joven quedó embarazada de nuevo y en esta ocasión el bebé estaba completamente sano. Sin embargo, Chiara descubre que tiene cáncer a la lengua y en marzo del 2011 se sometió a una operación para extirpar el tumor.
Los médicos le dijeron que debía seguir un tratamiento para curarse, pero ella se negó para proteger la vida de su hijo en el vientre.
“Para la mayoría de los médicos, Francesco era solo un feto de siete meses y la que tenía ser salvada era yo. Pero yo no tenía ninguna intención de poner en riesgo la vida de Francesco en base a unas estadísticas por nada seguras que querían demostrarme que tenía que hacer nacer mi hijo prematuro para poderme operar”, expresó esta madre coraje en uno de sus escritos.
Francesco Petrillo nació el 30 de mayo de ese mismo año y Chiara decide retomar el tratamiento. Sin embargo, el cáncer ya se había extendido a uno de sus pulmones, a los nodos linfáticos, al hígado y a su ojo derecho, el cual ella cubrirá con un parche.
En mayo del 2012, acompañada por su esposo y su hijo, la joven madre se encontró con el Papa Benedicto XVI en la Plaza de San Pedro.
El diario vaticano L’Osservatore Romano (LOR) informó que el matrimonio se acercó al Pontífice “sonriendo, con serenidad, contando su historia de joven familia cristiana que se confía completamente a la providencia y ha tomado en serio el Evangelio como lo han visto vivir a Juan Pablo II”.
“El Papa, visiblemente conmovido, los ha acariciado tiernamente”, agregó LOR.
Chiara pasó los últimos momentos de su vida en la casa familiar cerca al mar junto con su esposo y su hijo. Su guía espiritual, el padre Vito, le administró los sacramentos a diario.
Ella falleció el 13 de junio de 2012 y su funeral se celebró en Roma tres días después en la iglesia Santa Francesca Romana.
El entonces vicario general de la Diócesis de Roma, cardenal Agostino Vallini, dijo a los presentes que “lo que Dios ha preparado a través de ella, es algo que no podemos perder”.
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