Os presentamos, a través de la Agencia SIC, el testimonio de este sacerdote que que está viviendo el plan de Dios para él:
Lleva nueve meses en Etiopía viviendo una experiencia extraordinaria de evangelización. Estos días el sacerdote misionero Paul Schneider ha vuelto a su diócesis de Getafe para contar cómo le va.
¿En qué está consistiendo tu labor en Etiopía?
Voy a tomar posesión de la misión a primeros de julio, en una zona montañosa de la región de Harari habitada por la etnia oromo. Hasta ahora me he estado preparando, estudiando el idioma durante los primeros tres meses, y luego con visitas esporádicas a la misión. He podido conocer a comunidades religiosas en Adís Abeba, hacer contactos con misioneros y servir en lo que podía.
¿Cómo es tu comunidad?
Son muy poquitos, unas cien familias, con las que he celebrado ya alguna misa en amárico. Están muy dispersos por las montañas, así que no pueden venir todos los domingos, pero es una comunidad preciosa en medio de una mayoría musulmana.
¿Cómo es tu día a día?
Los últimos dos meses he estado en Adís Abeba, sirviendo en un colegio, ayudando a la Iglesia católica, conociendo comunidades protestantes y ortodoxas y visitando a los enfermos de la clínica de la madre Teresa. He podido ir tres veces ya a la misión.
¿Qué balance haces?
Estoy muy agradecido a Dios, porque el plan que te propone es lo que más mola y lo más apasionante que hay, aunque a veces pueda haber momentos duros. He tenido instantes de sentir soledad. Esto ha sido un reto para mí. También ha sido complicado aprender un idioma tan distinto como es el amárico, la lengua oficial de Etiopía. Y ver lo grande que es la Iglesia ha sido un regalo.
¿Cuál es vuestra principal necesidad en este momento?
Lo fundamental es llevar esperanza y el Evangelio, y que se sanen odios y heridas tribales o entre familias. De momento, mi necesidad es resistir allí y adaptarme. A todo el mundo le pido oraciones.
¿Qué tipo de ayuda podemos prestar?
Lo que más pediría es fomentar el espíritu misionero, el que haya una mentalidad más abierta a lo que sucede en el mundo. Recomendaría a todo el mundo suscribirse a la revista Mundo Negro de los combonianos.
Nacido en Rockford (Illinois, EEUU) hace 34 años, se ordenó en 2007 en la Diócesis de Getafe. Hace dos años sintió la llamada del espíritu misionero, que le ha llevado hasta África.
Si quieres leer la información original, puedes hacerlo aquí: Paul Schneider, sacerdote misionero: “El plan que te propone Dios es lo más apasionante que hay”