En el artículo anterior sobre el Sínodo hablamos de las palabras del Papa Francisco durante un encuentro con jóvenes del mes pasado. Al final del artículo propusimos unas preguntas relacionadas con las palabras del Santo Padre para que, durante la semana, pudieras reflexionar sobre ellas. Si no has tenido un momento para hacerlo, aún estás a tiempo. Las preguntas eran las siguientes:
- ¿Cuáles son tus ideales?
- ¿A qué aspiras?
- ¿Dónde se encuentra Dios en todo esto?
A continuación vamos a dar una respuesta a cada pregunta a través de las palabras del Papa sobre los jóvenes y el Sínodo.
Cuando uno se pregunta sobre sus ideales, enseguida se vienen a la cabeza algunos que nos presentan hoy el mundo: ser el mejor, ser el primero, «vive que la vida son dos días»… El Papa anunció que «debemos aspirar a grandes ideales». Pero, ¿De qué ideales está realmente hablando?. Este es nuestro tiempo santo, es el momento de establecer grandes ideales en los que basar nuestra vida para permanecer estables. «Jóvenes, tened la valentía para ir contra corriente y así poder sentir el gozo de ser sus testigos». Ser valientes y poner la vida en juego. Esta valentía solo nace de vivir radicalmente el Evangelio. Sin radicalidad, no hay apuesta. La donación, la valentía, la acogida y el ser testigos son ideales que llevan a vivir una vida santa. Una vez tengamos estos ideales que son, aquellos a los que el Papa nos invita a vivir, seremos capaces de apostar por lo Verdaderamente importante. El odio y el terror solo llevan a la cobardía.
Sin unos ideales concretos, no podemos aspirar a mucho. Estamos acostumbrados a que se nos presenten cosas incompletas y no queremos quedarnos con verdades a medias. «Buscad lo que es hermoso y gozad en hacer el bien. Dad testimonio de la grandeza y la dignidad de vuestro cuerpo, que es «para el Señor». Tened la delicadeza y la rectitud de los corazones puros.» En definitiva, nos invita a aspirar a las cosas grandes, a las del cielo; aquellas que van más allá de lo que podemos tocar con nuestras manos. Estamos cansados de cosas mediocres, a medias. Cuanto más se nos invita a vivir radicalmente el Evangelio, mayor es la respuesta que damos porque la Verdad llama la atención. Atrae porque es plena, concreta y se puede experimentar. Una vez la conocemos, no somos capaces de separarnos porque somos conscientes del poder de ésta. No podemos aspirar a menos que a vivir en esta Verdad porque, ¿Acaso no estamos llamados a vivir como Hijos de Dios? Si es así, será porque realmente lo somos y por eso, no estamos llamados a pequeñeces. Somos SUS HIJOS.
Sí, sí. Claro claro. Todo esto es muy bonito pero, ¿Qué pinta Dios en todo esto? Muy fácil. El Papa Francisco anunció que «El Señor tiene un gran sueño que quiere hacer realidad con vosotros». Dicho de otra manera, Dios es el único capaz de que lograr aquello a lo que realmente aspiras. De que alcances aquello que sueñas. No existe barrera capaz de distanciarnos de su misericordia así que adelante. Es el que te invita a aspirar a esos ideales. Si estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, no podemos contentarnos con cualquier cosa. Él es el único que está a la altura de aquello que nuestro corazón desea.
Por todo esto, aprovechemos jóvenes porque es el tiempo de gracia, de conversión. Es el momento de establecer estos ideales y así poder aspirar a cosas grandes. Dios no se olvida de ninguno de nuestros sueños y con Él podremos lograrlos.