Me sorprende. Realmente me sorprende que después de tantos años siga pareciéndome increíble que una persona muriese por mí, pero realmente así fue. Suena fuerte la verdad, quizás cueste de imaginar e incluso de creer, pero soy cristiano y la semana santa se acerca. Me gustaría compartir una cosa que me ronda la cabeza últimamente y por más que lo intento no consigo asimilarla ni ser consciente del todo. Es una realidad de la que todos hemos oído hablar, que todos sabemos de su existencia, pero que a su vez no todos conseguimos comprender al 100%. “Dios te ama”.
Menudo tópico y qué fácil de pronunciar, pero te invito a repensarlo. Te invito a valorar todo cuanto tienes y mirar a Dios a la cara esta Semana para decirle: gracias. Gracias porque cada herida que le hicieron la ofreció por ti. Gracias porque esa lanza que le atravesó el costado la soportó por ti. Gracias porque el pan y el vino se convirtieron en su cuerpo y sangre por ti. Gracias porque te dio la mejor madre del mundo, gracias por cuidarte de esa forma, por preocuparse de esa manera, por darte todo lo que te ha dado, por perdonarte, por levantarse después de tropezar tres veces a pesar del dolor, gracias porque esos hombros y esa espalda soportaron el mayor castigo inmerecido…
Realmente, esto me estremece. Me hace caer en la cuenta de lo que es la Semana Santa, lo que representa, lo que pasó. Días de reflexión y contemplación donde no se me ocurre otra cosa más que pedir perdón. Perdón por olvidarte, por fallarte, por no ser fuerte, por no tratar bien a quien me rodea, por no sonreír, por no dar ejemplo. Ahora me preparo para la semana venidera para poder afrontarla con ganas y para vivirla lo mejor que pueda junto a Ti, en la Cruz.
La contemplación de la pasión me hace titubear. Me doy cuenta de que el amor lo puede todo y en aquel momento el amor de Dios a todo se antepuso por cada uno de nosotros. Hay una persona que nos quiere y nos cuida. Él fue capaz de sacrificar a Su hijo para salvarnos, para abrirnos las puertas del cielo. Un momento histórico, un cambio de rumbo en la humanidad, un gesto magnánimo y de amor. Dios te ama. Dios nos ama. ¿De verdad no lo ves?
David Presencio Rodríguez.