Hoy es 8 de marzo y celebramos el Día Internacional de la mujer. Hoy seguramente veas manifestaciones, mensajes de WhatsApp, posts en Facebook… que elogien el papel de la mujer pero, ¿qué hay más allá de lo que podemos hacer o no? ¿Somos realmente tan importantes?
Pues sí, así es. SOMOS importantes por lo que somos, no por lo que hacemos. A menudo vemos imágenes de lo que representan las mujeres, pero puede ser que no nos veamos reflejados en ninguna. También solemos escuchar que, en la Iglesia, el papel de la mujer no es que sea exaltado ni defendido. Si la Iglesia es Madre y una madre es mujer, la Iglesia es la representación de la mujer, en concreto, de la Virgen; es la prolongación de su maternidad aquí en la Tierra.
Lo que mucha gente no sabe es que la Iglesia siempre ha defendido y proclamado el gran papel que tiene la mujer y la importancia de ésta y, para ello, se ha servido de muchos santos que han preconcebido una imagen de la mujer que ahora mismo es clave para comprenderla y darle sentido a su papel. Todos ellos han querido defender a la mujer en su plenitud y abarcando toda su integridad; no sólo aquello que pueden hacer o no, sino lo que ellas son.
En este post recogemos algunas citas de personas que defienden a la mujer en todo su esplendor: maternidad, trabajo, ser humano… para ver que la Iglesia, a pesar de que a veces se diga lo contrario, defiende y fomenta su papel.
“No existe ninguna profesión que no pueda ser llevada a cabo por una mujer.” Edith Stein (1891-1942).
Esta Santa fue la primera mujer doctora en Filosofía de Alemania. Mártir, de origen judío y convertida al catolicismo, su misión fue crear una Teología de la Mujer puesto que las cuestiones feministas que veía en la Universidad no eran suficientes. Y es que gracias a Dios, estamos dotadas de aspectos muy específicos que hacen que podamos desempeñar toda actividad. Esta Santa creía que fuera cual fuera nuestra vocación, dejáramos que Dios entrara en ella.
“Las mujeres comprenden no solo con el intelecto, sino también con el corazón”. Edith Stein (1891-1942).
La inteligencia es algo muy importante para comprender la verdad y algunas cuestiones básicas pero, cuando de verdad nos encontramos y conocemos a alguien, nuestro conocimiento nos lleva a amarlo, que es lo verdaderamente importante. El objetivo de nuestra inteligencia es amar todas aquellas cuestiones y verdades que se nos revelan. Esto quiere decir que el corazón, si se congenia con la mente, son necesarios para encontrarnos con este mundo. En él, que predomina la ciencia, los avances y la tecnología, no debemos olvidarnos de lo valioso que surge de nuestro corazón.
El Papa San Juan Pablo II (1920-2006) daba gracias a Dios de esta manera: “Te doy gracias, mujer, ¡por el hecho mismo de ser mujer! Con la intuición propia de tu femineidad enriqueces la comprensión del mundo y contribuyes a la plena verdad de las relaciones humanas.”
Los dones especiales que poseemos hacen que en situaciones concretas como es en el núcleo familiar, en el trabajo, o en el día a día, desempeñemos las actividades de una manera diferente, a través de estos dones que son, entre otros, la sensibilidad, intuición, generosidad y constancia.
“La mujer tiene una especial sensibilidad por las ‘cosas de Dios’, en especial para ayudarnos a comprender la misericordia, la ternura y el amor que Dios tiene para nosotros”. Papa Francisco (1936).
El papel que tiene la mujer dentro de la Iglesia es extremadamente importante puesto que ésta tiene dentro de ella la posibilidad de dar vida y llevarla dentro, que es lo mismo que ha hecho Dios con cada uno de nosotros. A través del amor y ternura que puede transmitir una madre por un hijo, nos ayuda a entender como Dios nos ama y nos cuida.
«Creo que Dios se encarnó para que tuviéramos una Madre». Papa Francisco (1936).
¡Mujer, sé lo que eres! Tenemos que vivir a lo que estamos llamadas y no avergonzarnos por ello, sino sentirnos tremendamente orgullosas porque el sí más importante de la historia lo dio una mujer, porque Dios se quiso encarnar en la Virgen, porque ¡Dios nos necesita! No nos dejemos engañar ni por el feminismo radical de hoy en día dejando a la mujer en un papel que no le corresponde, ni por la desigualdad extrema.
Clara Mollá Pagán