¿Qué pasaría si una de tus mejores amigas de siempre decidiera dejarlo todo y meterse en un convento? Esta experiencia les ha pasado a algunas jóvenes que han podido experimentar cómo sus amigas han decidido seguir a Cristo sin pensárselo dos veces.
“Cuando Isa nos dijo que entraba en las Iesu Communio, nos lo dijo por watsap porque estábamos de campamento. Yo me llené de alegría porque la conocí en ese punto donde estaba discerniendo su vocación. Fue también un shock porque a partir de ahora iba a tener que ir a verla y no quedar para cenar o tomar algo. El día que entró nos dimos cuenta de que allí era feliz de verdad.” (Asun Llavador, 21).
“Cuando mi amiga me dijo que quería hacer la experiencia fue una sorpresa total porque cuando la conocí antes de entrar daba la sensación de que no quería ver lo que Dios le tenía preparado; una vez lo reconoció y le regaló el hecho de seguirle, ella sabía que iba a ser feliz. Que una persona joven como tú entregue toda su vida a Cristo es lo mejor que te puede pasar. Los últimos días antes de entrar hicimos muchísimas cosas juntas y una pequeña fiesta para despedirnos de ella. El día que entró fue muy emocionante.” (Carmen Pérez, 18)
Gracias a los encuentros que realizan las Iesu Communio en La Aguilera durante Adviento y Cuaresma, Isa encontró su vocación. Pero estos encuentros no sólo sirven para discernir tu vocación o confirmarla, sino que puedes tener un diálogo con Dios muy cercano a través de las hermanas. Podría contarte en qué consisten estos encuentros pero creo que es mejor el propio testimonio de algunas jóvenes que han vivido esta experiencia tan especial.
“Cuando fui por primera vez encontré Amor, pero un amor sin intereses, no como te muestra la sociedad. Los encuentros es algo que tienes que vivir sí o sí, sientes a Dios muy cerca. Allí te sientes querida no por lo que haces sino por lo que eres.” (Carmen).
“Fui para hacerle un favor a mi amiga para que no fuera sola y, al encontrarme allí, me di cuenta de que el favor me lo había hecho ella. No esperaba nada y lo recibí todo de forma gratuita. El Señor derrumbó todas mis expectativas y se me presentó como un Dios que me quiere como soy porque me ha creado él perfecta a sus ojos, con mis debilidades y sin intentar dar la talla. Me enseñó a dejar de buscar fuera de Él la felicidad porque me he dado cuenta de que esta felicidad se encuentra en Él. Además, sentí que podía descansar en Dios todos mis agobios y preocupaciones del día a día, de la Universidad y demás.” (Asun).
A pesar de que ahora sus amigas se encuentran en un convento, ellas no dudan en acudir a verla para estar con ella y con el resto de hermanas así como acudir a los encuentros que realizan la comunidad Iesu Communio.
“Isabel sigue siendo la misma persona pero ahora es mucho más feliz si cabe porque ahora está tranquila y sabe que ella está donde Dios quiere que esté.” (Asun).
“Es cierto que puede doler no tenerla cerca porque es tu amiga y la echas de menos, pero al verla tan feliz allí, ves que la vida tiene un sentido y que ella lo ha encontrado”. (Carmen).
Y es que la alegría de la vocación es una maravilla y un verdadero don para la Iglesia.
Clara Mollá Pagán.