Nadie puede asegurar que las relaciones de pareja sean sencillas. Desde que se inician, tienen sus momentos, sus etapas, y todas ellas hay que vivirlas y superarlas para saber realmente hasta dónde evoluciona esa vida en común. Los expertos en terapia de parejas aseguran que cada vez es más frecuente ver en consulta casos de personas que sienten que se quieren mucho, pero no pueden convivir juntos. ¿Por qué ocurre?
Según Adrián Cano, especialista en Psiquiatría de la Unidad de Diagnóstico y Terapia Familiar (UDITEF) de la Clínica Universidad de Navarra, las relaciones afectivas se basan en los sentimientos y emociones del principio, que deben evolucionar para dar paso a un amor más maduro que implica entrega, escucha, dar al otro sin esperar nada a cambio…
«El problema es que virtudes como la paciencia, la humildad, la perseverancia, la entrega o la generosidad no se dan tanto y las relaciones tienden a ser cada vez más superfluas. Ante las dificultades, la intensidad de las emociones positivas desciende en gran medida, lo que da lugar a que invada la sensación de que no se quiere al otro. Pero sí que se le quiere, lo que ocurre es que no saben expresar lo que sienten».
Para este experto en relaciones amorosas, actualmente hace falta más paciencia para dar lugar a que madure la relación porque, en su opinión, las nuevas parejas van demasiado rápido. «Se conocen y en seis meses, si tienen buen «feeling» entre ellos, se van a vivir juntos en un amor que creen verdadero, porque así lo sienten en ese momento. Pero no es así. En realidad no se conocen. No saben si hay una verdadera entrega. Se precipitan y no dan lugar a tener tiempo suficiente para reconocer si ese vínculo es maduro, lo que puede llevar a muchas decepciones amorosas».
Entonces, ¿hay un tiempo determinado necesario para valorar si la relación merece la pena? «Depende mucho. Cada relación es un mundo. Puede haber parejas que estén varios años juntos solo para satisfacer su deseo sexual y otras, sin embargo, que lleven seis meses de verdadera entrega afectiva. El factor tiempo es muy difícil de medir, pero lo que sí está claro es que hay que ser pacientes, prudentes y perseverantes para saber si la otra persona es la que nos conviene».
Aún así, apunta que hay matrimonios que llevan muchos años y no saben adaptarse a las diferentes realidades de su vida juntos. «No se puede enseñar a ninguna pareja a quererse más, sí a quererse mejor y, en ese proceso de «mejoramiento» uno siente que quiere más al otro». En este proceso que incluyen las terapias se trabaja fundamentalmente en una mejora en la propia organización de la pareja, en la aceptación de las dificultades del otro, en la capacidad de resolver conflictos juntos, pensar que donde triunfa uno triunfan los dos y donde fracasa uno fracasan los dos, en saber construir una vida familiar en convivencia… «Con buena voluntad expresa por mejorar, entre 6 y 9 meses una relación puede evolucionar mucho, sintiendo que ambos están más unidos».
El problema, según este experto, es que muchas relaciones acuden a terapia cuando el amor está muy dañado. Explica que la mayoría de las parejas que se separan no tienen una causa evidente: hay desconexión, mala convivencia, no se comunican, no transmiten sus deseos, sus necesidades, y finalmente se centran en un egoísmo malsano, «pero no es que no se quieran es que se quieren mal».
Para que esto no ocurra, Adrían Cano ofrece una serie de pautas:
—Seguir conociéndose. No se puede querer a alguien si no se lleva tiempo a su lado.
—Cultivar el cariño por la pareja y la admiración a toda su persona.
—Hacerle sentir que es el ser más importante de tu vida, y que lo introspeccione.
—Dejarse influir para decidir las cosas de forma conjunta.
—Esforzarse por mejorar la comunicación, tanto a la hora de hablar como de escuchar.
—Ser más asertivos y empáticos, perconocer la experiencia del otro.
—Sentirte amante de tu amado.