La nave perdió contacto con su base de Mar del Plata, 400 kilómetros al sur de Buenos Aires, el pasado miércoles. Venía del extremo austral del país y avanzaba a la altura de la ciudad de Puerto Madryn. La última comunicación radial fue normal y no se reportaron problemas de navegación. Pero, a estas alturas, la Armada puso en marcha una “operación de búsqueda y rescate” en medio de temores de los familiares de los 44 tripulantes a bordo del ARA San Juan.
“Estamos comprometidos a utilizar todos los recursos nacionales e internacionales que sean necesarios para hallar al submarino ARA San Juan lo antes posible”, ha dicho el presidente Mauricio Macri. El comandante del Área Naval Atlántica y jefe de la Base Naval Mar del Plata, almirante Gabriel González, ha afirmado que la institución realiza sus tareas con el apoyo de buques pesqueros y aeronaves estadounidenses. No se descarta que se sume un buque de investigación del Reino Unido que opera en Islas Malvinas, objeto de un histórico litigio entre Buenos Aires y Londres, que se enfrentaron militarmente en 1982. El submarino argentino realizaba ejercicios de vigilancia en la zona económica exclusiva marítima, a unos 2.500 kilómetros al sur de la ciudad de Buenos Aires.
Casi medio centenar de familiares han ido hasta la unidad militar de Playa Grande, base natural del ARA San Juan, para enterarse de las últimas novedades sobre las tareas de rescate. “Nos gustaría darles mejores noticias”, escucharon decir a los oficiales que los recibieron.
El papa Francisco el miércoles en el Angelus ya pidió reza por «las personas de la tripulación del submarino militar argentino del que se ha perdido el rastro»; y este sábado ha enviado un mensaje de aliento.
El pesimismo ha empezado a rondar entre las esposas, madres y padres. Entre los 44 tripulantes del sumergible navega por las profundidades una sola mujer. Eliana María Krawczyk tiene 34 años y una gran responsabilidad en el ARA San Juan: desde el control de sus pertrechos hasta la maniobra de amarre.