Howard tiene muchísimo éxito en la vida: Una agencia de publicidad que montó con su mejor amigo y una familia envidiable. Todo cambia con la muerte de su hija de 6 años, desde entonces, no habla con nadie, está profundamente deprimido, y no quiere ni siquiera escuchar nada ni a nadie. Su única vía de escape son las cartas que escribe al amor, el tiempo y la muerte. Cartas llenas de odio que sus amigos tomarán como referencia para intentar sacarle de esta espiral de depresión en la que lleva sumido tres años.
La película no es especialmente buena (no es comparable a “En busca de la felicidad”), pero es entretenida y positiva, sus actores son magníficos, y tiene muchos valores de los que nos gustan.
El título en inglés es “Collateral beauty”, lo que significa algo así como belleza colateral, y trata de enseñarnos precisamente eso: Pasan cosas malas en la vida, y no tienen por qué tener un sentido (o no lo vamos a entender en esta vida), pero, dado que seguimos viviendo, tenemos que aprender a encontrar la belleza colateral, es decir, la belleza que se oculta en aquellas pequeñas cosas de la vida que nos pueden llegar a hacer muy felices, incluso a pesar del sufrimiento.
Creo que nos puede hacer reflexionar sobre el sufrimiento y su sentido, y sobre cómo superarlo.