Hoy, 6 de julio, la Iglesia celebra a santa María Goretti, una de las santas más importantes del s. XX. Una niña de 12 años que fue asesinada cruelmente por un hombre que pretendía violarla, ella optó por la puerta estrecha del martirio. Además, justo antes de morir perdonó a su asesino.
La vida de María Goretti nos da muchas lecciones, nos enseña que la heroicidad está en las pequeñas decisiones a las que nos lleva un modo de vivir, que pueden convertirse en radicales, nos enseña que nada más importante que tener las cosas claras: el acto de María Goretti no fue fruto de una decisión momentánea, sino de una forma de vida que la llevaba siempre a dar gloria a Dios, nos enseña que amar a Cristo nos lleva a ser misericordiosos con todos, también con los que nos destruyen -o lo pretenden-.
Esta pequeña procedía de una familia pobre, no tenía estudios…, una vez más Dios se fijó en la sencillez de su esclava, eligió lo pequeño, lo pobre… ¡pero quien tanto lo amaba!
Acudimos a la intercesión de santa María Goretti para ser jóvenes católicos que apuesten por el Evangelio en cada instante de su vida, que vivamos radicalmente la pureza y que perdonen a sus enemigos. En palabras de Juan Pablo II:
Caminar tras las huellas del divino Maestro entraña siempre una decidida toma de posición por él. Es preciso comprometerse a seguirlo dondequiera que vaya (cf. Ap 14, 4). Sin embargo, en este camino los jóvenes saben que no están solos. Santa María Goretti y los numerosos adolescentes que a lo largo de los siglos han pagado con el martirio su adhesión al Evangelio están a su lado para infundir en su corazón la fuerza de permanecer firmes en la fidelidad. Así podrán ser los centinelas de una radiante mañana, iluminada por la esperanza. ¡La Virgen santísima, Reina de los mártires, interceda por ellos!
¡Santa María Goretti, ruega por nosotros!