Salta al ring un púgil descomunal. Es un peso pesado. Tiene enorme potencia en sus brazos y movimientos ágiles en el cuadrilatero. Su nombre es conocido por todos: Pereza.
Entre sus grandes virtudes esta que nada más sonar la campana (el despertador por la mañana) inician sus golpes sobre nuestra alma procurando que nos caigamos y permanezcamos en la lona (la cama). Pero es que si nos levantamos y nos refugiamos en nuestro rincón (llegada al trabajo) el sigue golpeando: no te esfuerces, deja de hacer lo que no te apetece…es un púgil que busca que no nos levantemos de la lona por KO o por puntos.
Pero tu puedes vencerle porque aunque tu no lo sepas tiene más fuerza que él. Primero tienes toda la Gracia de Dios y toda tu fuerza voluntad. Lo importante es que desde el primer minuto seas tu quién le arrincones y allí golpees con fuerza una y otra vez hasta que vea que no puede contigo.
Si te preguntas, ¿cómo?, es muy fácil. Aplícate este consejo en cada minuto: haz lo que debes y está en lo que haces. Ya veras, entonces, como la Pereza queda derrotada.