Una imagen vale más que mil palabras y ya no son pocas las veces en las que hemos visto al Papa Francisco saliendo a las calles de distintas partes del mundo a dar a los que más lo necesitan: los jóvenes, los ancianos, los más desvalidos, los más alejados…los dos grandes bienes que tiene la Iglesia: La Palabra y los Sacramentos.
El Papa Francisco ha enarbolado en su Pontificado unas palabras de Jesús: no he venido a llamar a los justos sino a los pecadores. Y lo ha hecho con lo más grande que tiene la Iglesia: sus bienes espirituales. El Papa no ha convertido a los Sacramentos y a la Palabra de Dios en un muro sino en un puente entre aquellos que se habían olvidado del Salvador y el mismo Jesús. No ha convertido los Sacramentos y la Palabra en instrumentos disciplinarios sino en una ayuda imprescindible para el viaje de la vida donde las dificultades y las debilidades aparecen y se necesitan de medios para poder combatirlas.
Es verdad que los Sacramentos tienen su disciplina pero, como hemos dicho, no son medios disciplinarios.
La Iglesia en salida no significa salir a las calles para no dar nada sino para pasearse por las plazas regalando, a los más necesitados, la fortaleza de los Sacramentos y de la Palabra de Dios. Y, aquí, los más jóvenes tenemos un papel fundamental porque nosotros, los jóvenes, sufrimos los grandes avatares de la sociedad y por eso necesitamos más los Sacramentos y La Palabra de Dios. Por eso ¿Facilitamos la práctica sacramental y ayudamos a interiorizar la Palabra de Dios a nuestros amigos?, ayudar a que un amigo/a se confiese es: Iglesia en Salida.