A un joven que está en plenos exámenes… rezar el rosario no se le pasa por la cabeza, ni siquiera en el mes de Mayo. Supongo que con estar pendiente de ir a Misa los domingos y quizá rezar un poco ya tiene suficiente. Por el contrario, aprovecha su tiempo libre haciendo algo más divertido o “despejante”, como hacer deporte o salir de cañas con amigos.
El objetivo de este post no es convencerte de que rezar esta oración despeja mucho o puede ser entretenida, simplemente porque – salvo para algunas personas – no lo es. Sin embargo, tampoco es justo que, como hacen algunos, asocies el rosario a gente aburrida, que no tiene nada que hacer o que está jubilada. La clave para entender esta oración es el amor, y en concreto el amor a la María, Madre de todos los cristianos.
Ahora bien, admito que tampoco he aclarado mucho el tema… ¿desde cuándo el amor es una explicación? Y es que al final el amor es algo muy íntimo que no se puede explicar, aunque sí expresar, objetivamente. Para comprender a un enamorado la única vía es estar enamorado. Esto pasa cuando no entendemos a un amigo nuestro que ha conocido a la chica de su vida, que descubre su vocación al sacerdocio o a la vida consagrada o, por qué no, que no le importa pasarse veinte minutos cada día repitiendo avemarías…
Para entender el Rosario… ama a la Virgen, ya verás cómo te saldrá solo. A los pastorcillos de Fátima, que todavía no habían pasado de los diez años, les bastó con verla para rezar todos los días esta oración. ¡Pídeles a ellos que nos ayuden a conocer y querer más a nuestra Madre!