A pocos días de las elecciones generales en España, los católicos no podemos permanecer al margen ni dejarnos llevar por la masa. El sábado no veremos a ningún político por las calles, ni en los platós de televisión, ni siquiera haciendo campaña electoral en las redes sociales. ¿Por qué? Porque es jornada de reflexión.
Los católicos tenemos un plus para este sábado, tenemos una herramienta milagrosa para tomar decisiones. Los católicos hemos heredado del gran san Ignacio el mayor tesoro que poseyó en vida: el discernimiento.
¿Qué nos enseña san Ignacio con esto? Que parándonos, poniéndonos en presencia de Dios, buscando actuar siempre de acuerdo a su voluntad y buscando siempre la mayor gloria de Dios llegaremos lejos. Dios no está fuera de la política, aunque a veces nos lo parezca, sino que está muy dentro. La Iglesia nos pide ser personas comprometidas, serias y coherentes. ¿A quién votar? ¡Somos libres! Y bendita libertad que nos lleva a poder hacer un profundo examen de conciencia de cara al próximo 20D. ¿No sabes a quién votar? ¡Repasa los fundamentos de la Iglesia y fíjate si los programas de los candidatos a la presidencia los cumplen! Te invito a valorar la importancia de la vida, la solidaridad, la paz, el bienestar, la educación de tus hijos o de tus futuros hijos, la preferencia por lo más pequeños y por los más pobres (los preferidos de Jesús) y un largo etcétera de valores que nos enseñan la Biblia y la doctrina de la Iglesia.
A menudo los obispos y cardenales nos animan a votar en conciencia, aunque estas han sido las únicas elecciones en las que la Conferencia Episcopal no se ha pronunciado. Pero, recuerda, Dios se sirve de todo. También se nos juzgará por la responsabilidad que tenemos a la hora de introducir nuestro voto en una urna, donde decidimos el destino de nuestra sociedad para los próximos cuatro años. Nada cae en saco roto, nada es inútil, Dios se sirve de tu miseria, de tu «pequeño» voto para conducir las riendas de un país.