Retomamos nuestras catequesis sobre la Santa Misa para que podamos comprender con mayor profundidad el Misterio de la Eucaristía.
Si te acuerdas nos habíamos quedado con la necesidad de llegar puntual a la Santa Misa. Ahora nos toca ver la obertura de la celebración: los ritos iniciales. Pero antes, debemos saber que para poder participar con mayor intensidad, lo primero, es apagar nuestros móviles; porque para poder escuchar primero hay que estar en silencio: ¡señora puede guardar un poco de silencio que me molesta!; ya que quién nos va a hablar no es la chica con la que hemos empezado a salir o con el empollón de clase que me soplo la 3 pregunta de Filo . El que me hable es Dios que, como en cualquier gran Sinfonía, lo hace ya desde el primer momento.
Porque cuando aparece la procesión de entrada, quién aparece no es párroco de 70 años que lleva 21 años en la misma parroquia y con el que hice mi primera comunión, sino que es el mismo Jesucristo que minutos antes de salir ha dicho: Señor, que has dicho, mi yugo es suave, y mi carga liviana, haz que la lleve a tu manera y consiga tu gracia. Amen.
Por eso toda la Asamblea se pone de pie en señal de respeto cuando entra el sacerdote y permanece en esa postura hasta que terminan todos los ritos iniciales que, como sabes, comienzan con el Introito o la Antífona de entrada: un canto a imagen de aquel otro canto que el pueblo judío entono cuando el Hijo de Dios entró en Jerusalén antes de celebrar la Pascua y es aquí el Hijo del Hombre también va a entrar en la Jerusalén celestial con la nueva Cena Pascual.
El sacerdote, como el director de orquesta, hace una señal, la señal de la Cruz y realmente comienza: El Señor este con vosotros…al padre Arrupe le impresiono muchísimo que el día después de las bombas de Hiroshima paseando por las calles de esa ciudad tuviera que decir esas palabras mientras veía el drama del ser humano y se preguntaba,
Por ahora lo dejamos así. La siguiente catequesis es sobre los ritos penitenciales dentro de los ritos iniciales.
