Imagínate por un momento que, de cañas con un amigo o amiga, el tema de conversación llega a parar en algo que no te esperabas: “Soy vegetariano” te dice. Tú, le preguntas: “Entonces, ¿No comes carne?”. “Sí, sí. Soy vegetariano, pero como carne” te afirma.
“¿Cómo?”, “¿Perdón?”, “¿Puedes repetir?” Serían algunas de las preguntas que le haríamos (si no pensásemos que es una broma o que la cerveza le ha afectado demasiado).
Esta respuesta, también se da en el ámbito de la fe cuando alguien nos dice: “Sí, sí. Soy creyente, pero no practicante”. Y nosotros le haríamos la misma pregunta: “¿Cómo?” “¿Perdón?” “¿Puedes repetir?”. Es incoherente.
“Pero, no lo entiendo ¿Por qué es incoherente?”. Muy sencillo. Seguramente no te lo hayas parado a pensar… “creo, pero ¿en qué?” Si crees en Jesucristo y no practicas, es que puede que creas en Su existencia, pero no lo conoces, ni te dejas amar por Él. Si tú amas a tu novio/a, ¿Cómo no vas a tratarlo?, sería una relación absurda, sin sentido… lo lógico es querer conoceros más.
Creer en Jesucristo es creer en el Amor más grande que hay sobre la tierra y que ha habido en la historia de la humanidad. ¿Cómo vas a creer en Jesucristo y no lo vas tratar? Si solamente nos quedamos en la creencia de “un ente que mueve la naturaleza”, o “un dios que creó el mundo y que está en las estrellas, lejos, perdido” así es normal que uno no practique, porque ¡vaya aburrimiento de dios!
«Ya, pero es que, no me gusta la Iglesia Católica, sus preceptos y como enseña, nos prohíbe todo». Amigo… eso demuestra que no has ido mucho por la iglesia (o que has tenido una mala experiencia anteriormente), porque realmente no sabes lo que transmite. Piensa en tu madre, cuando te dice: “estudia, lávate los dientes, recoge tu cuarto…”. Realmente es pesado de hacer, y solemos pensar que nuestra madre está por fastidiar. Pero lo hace por nuestro bien, quiere educarnos y que seamos felices. Eso hace la Iglesia, que fue fundada por Jesucristo para mostrarnos el camino al Cielo.
Jesús espera de ti y de mí que seamos vegetarianos de verdad, ¡qué seamos coherentes! Jesucristo es cercano, nos llama a cada uno por nuestro nombre. Siendo Dios, se ha hecho hombre en lo más pobre de este mundo, en lo más escondido. Ha vivido, enseñado, y ¡ha muerto por ti, para demostrarte cuánto te quiere! Eso no es un Dios lejano, nadie podrá jamás estar tan cerca de nosotros como Él y así… ¡Cómo no vas a practicar! Si no practicas, es que no amas.
Decídete a amarle y para ello decídete a tratarle. No olvides que Él lleva muchos años en el sagrario esperándote. ¿Por qué no empiezas hoy?