Luka Modric, jugador croata del Real Madrid, es todo un portento de jugador: pasa, distribuye y corta balones, pero Luka no suele meter goles o parar penalties. Juega mucho pero no decide nada.
Al Sínodo le ocurre lo mismo. Como muy bien señala el Canón 342 y 343 del Código de Derecho Canónico, el Sínodo de los Obispo, es un órgano consultivo que tiene como misión ayudar al Romano Pontífice en su misión de gobernar la Iglesia, pero el Sínodo no la gobierna.
Por consiguiente, no decide nada pero si juega mucho, ya que sus decisiones al ser tomadas por un número amplio del episcopado mundial tienen cierta repercusión en la vida de la Iglesia. Mas si cabe, si el tema del que tiene que tratar sufre una crisis de magnitud mundial desde ya lejanos años: la crisis de la familia, es crisis de humanidad y, no lo podemos olvidar, es crisis de Fe.
Para aquellos que les gustan los datos estadísticos les aconsejamos la lectura de las paginas 132 y 133 del libro Como el mundo occidental perdió realmente a Dios donde la autora, Mary Eberstadt, demuestra que la crisis de Fe esta causada, en cierta medida, por la crisis que está atravesando la Familia. Viene a decir que la disminución de la práctica religiosa está motivada por la perdida del sentido de la vida familiar en la humanidad.
Por tanto, ¿Qué esperamos del Sínodo?, propuestas que solucionen esta crisis. Y el mal, como sabemos, se vence con abundancia de Bien. Por consiguiente, esperamos propuestas positivas, alentadoras, optimistas que hagan recuperar la verdadera familia y los valores que ella representa: generosidad, entrega, sacrificio, etc.