Quien abusa del amor desvinculando la sexualidad humana de la intimidad de un amor vivido como compromiso de dos personas, y convirtiéndola en mercancía para la venta, peca gravemente. Quien produce, consume y vende productos pornográficos ofende a la dignidad humana e incita a otros a cometer el mal.
La pornografía es una variante de La prostitución, porque también aquí se sugiere a La persona que existe el «amor» a cambio de dinero. Los actores, productores y comerciantes son igualmente partícipes en esta falta grave contra eL amor y la dignidad humana. Quien consume artículos pornográficos, se mueve en mundos porno virtuales o participa en acciones pornográficas, se encuentra en el amplio radio de acción de la prostitución y sostiene eL sucio negocio millonario del sexo.