Y tú, ¿quién eres?

Catequesis

Sin Autor

¿Quién eres?

Yo soy el camino, la verdad y la vida

Es una pregunta curiosa, porque ciertamente parece muy simple, uno tiene a decir “yo soy yo, fulanito” pero eso no es cierto porque eso es sólo tu nombre una parte de ti, igual que tus actividades sólo son aficiones, no te definen, no te hacen diferente del resto. Pensando en esto nos damos cuenta que la pregunta es más complicada de lo que parece, y sin embargo es algo que todos deberíamos saber. ¿Quién eres? ¿de dónde vienes? y ¿a dónde vas? Son tres preguntas que definen a la persona como individuo que las distinguen y les muestran lo que valen y como deben vivir la vida.

La mayoría de los jóvenes y no tan jóvenes, no encuentran una respuesta a esto, no quieren plantearse qué objetivo principal quieren en su vida,  que les  ha hecho ser quienes son, o cómo enfocar su vida para lograr eso que todos ansían pero ninguno sabe cómo lograr, la felicidad.

Es curioso como una gran cantidad de gente piensa que para lograr este estado, esta satisfacción, esta alegría que te invade desde lo más profundo de tu ser y, sin tú saberlo, eres capaz de mostrarla al mundo entero a través de tu sonrisa, tu mirada o de tus más simples acciones, han de tener muchas cosas. Mucha gente piensa, si tengo novio/a seré feliz, otros consideran que teniendo todo lo que quieran alcanzarán la felicidad, que el éxito se las proporcionara. Sin embargo la realidad de todo esto es, como suele pasar, más dura de lo que parece

Tenemos unos jóvenes que van de chico/a como quien pasa un cigarro, seguros de que así no estarán solos y serán felices, otro grupo que se llena tanto de cosas que sólo son capaces de compararse con el resto para satisfacerse de tener más que otros o envidiar lo que no pueden lograr, por último está ese otro grupo que únicamente piensa en medrar, llegar lejos, sin dejar de detenerse por ayudar a un amigo, un novio o un familiar, sólo centrados en su meta eliminando todos los obstáculos.

Todas estas personas poseen algo en común, no son capaces de comprender como alguien que está soltero, que suspende por ayudar a aprobar a sus compañeros o que no se detiene a comprar cosas, ser moderno o tener lo mejor de lo mejor, puede irradiar esa alegría, esa felicidad, esa paz, ni tampoco saben quiénes son. Hay una gran parte de la sociedad que vive sin saber porque, que se llena de cosas (novios, rollos, fiestas, consolas, chaquetas, etc ), por llenar un vacío que les corroe, que les invade e incapaces de luchar contra él, se anestesian de cosas superficiales para acallar ese silencio tan ruidoso y molesto de su interior, y se levantan día tras día sin entender porque no consiguen liberarse de esa cadena.

Unos pocos, sabemos la respuesta a ese vacío, ya que, todos alguna vez lo hemos sentido, Jesús nos dijo claramente la realidad “yo soy el camino, la verdad y la vida” “ Quien quiera salvar su vida la perderá, pero quién pierda su vida por mí la encontrará” Lo primero que nos dio fue su respuesta, quien era él, y luego nos avisó de la salvación, ven a mí, entrégamelo todo, todo lo que eres, y yo te entregaré la vida, la alegría, la felicidad. Sin embargo somos orgullosos para escuchar y cobardes para hacer lo correcto, ya que como dice el cuento de Jorge Bucay, la ciudad de los pozos,  “Al principio tuvo miedo al vacío, pero luego, cuando vio que no había otra posibilidad, lo hizo.”

Y así nos llama el Señor, con ese silencio atronador tan molesto, con ese hueco que nos desespera, diciéndonos yo te conozco, ¿a qué esperas para conocerte y entregármelo todo? ¿a qué esperas para conocerme? ¿a qué esperas para llegar a mí y ser feliz?

Y ahora yo, te invito a que te hagas esas tres preguntas, a que seas feliz, a que te conozcas, a que te entregues, porque si Dios te conoce y te ama, a pesar de todo, entonces debe valer la pena conocerte, así que…¿quién eres?