Don Francisco Varo es de origen cordobés, aunque no lo parece, y ahora vive en Pamplona. Allí lleva a cabo su labor pastoral y es profesor de la Facultad de Teología en la Universidad de Navarra. Interesado en el intercambio de ideas con universitarios y otros profesores, esta semana nos ha cedido una parte de su tiempo.
Buenos días, don Francisco, lo primero agradecerle por estar con @Católicos_es. ¿Con quién se tomaría un café?
Con Jesucristo, pero no sé si le gustaría el café- comenta divertido. Es el conferenciante más interesante.
¿Qué hace un cordobés en Pamplona?
Pues, sobre todo, estudiar la Biblia, enseñar lo que voy aprendiendo y hablar con gente, que hay tantas cosas que aprender los universitarios.
¿Cuál es el mejor recuerdo que tiene de su juventud?
Cuando acabé la carrera de Matemáticas.
¿Cuál es el mejor consejo que le han dado en la vida?
Escuchar a las personas, que intente hacerme cargo de lo que me están diciendo.
Creo que la juventud no es solo una etapa de la vida, si no una “aptitud”, ¿usted es joven?
Sí- afirma rotundo y sonriente.
Dicen que los jóvenes tenemos miedo al silencio, porque eso conlleva recogimiento y conocernos bien a nosotros mismos. Pero, ¿por qué cree usted que tenemos miedo?
Me parece que los jóvenes no le tienen miedo al silencio, sino simplemente tienen otras cosas que les llaman más la atención y se van detrás de ellas. Pero, cuando se paran un momento y piensan, tienen cosas interesantes y saben descubrir cuál es el sentido de su vida, que es lo que realmente les hace felices. No creo que sea miedo, simplemente no se lo han planteado nunca o pocas veces.
¿Qué nos falta para estar más cerca de Dios?
Pararnos, pensar, darnos cuenta de qué nos hace felices en la vida y en seguida nos percatamos de que cuando estamos cerca de Dios, o lo conocemos, nos sentimos mucho mejor.
El Santo Padre nos ha insistido a los jóvenes, desde Río de Janeiro, que tenemos en nuestra mano cambiar el mundo, que tenemos que ser protagonistas, ¿por dónde empezamos?
Por nosotros mismos. Si uno piensa que ya está haciendo todo bien y no está dispuesto a cambiar, nunca cambiará el mundo.
En su última audiencia, el miércoles pasado, el Santo Padre nos ha puesto “deberes”, ¿cuál es su fecha de bautismo?
No lo sé exactamente, pero pocos días después de nacer. No obstante, creo que es más importante el momento de tu vida en la que conoces de verdad a Jesucristo. Y cuando caes en la cuenta puedes tener veinte o treinta años.
¿Qué sentido tienen los sacramentos?
Son la ayuda que necesitamos y queremos. Es la gracia de Dios, el “empujón”. La penitencia nos limpia el alma, nos da paz y fortaleza para seguir luchando. El matrimonio, para disfrutar de la vida en familia.
Los cristianos no somos alegres sin causa, ¿dónde radica nuestra felicidad?
En que sabemos de dónde venimos y a dónde vamos. No tenemos miedo, solo tememos alejarnos del Señor.
Muchos tienen miedo a la cruz, porque vivimos en una sociedad que apuesta por cuidar su cuerpo, como si fuera lo único importante. Explíquenos el sentido real de la cruz.
Quien no entienda la cruz no entenderá el Amor-afirma rotundo. “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15, 13). No es una desgracia, aunque sí difícil de asumir. Pero la clave es que nos enseña a amar.
San Agustín dijo: “El hombre es fiel creyendo en Dios, que promete. Dios es fiel dando al hombre lo que promete”. ¿Cómo explica eso?
Con la fidelidad. Cuando nos apoyamos en Dios, pisamos suelo firme; por el contrario estaríamos sobre arenas movedizas. Para ello hace falta fe, tener la firmeza de que Dios está ahí.
Dicen que estamos en una época de crisis vocacional y en su primera encíclica, Lumen Fidei, el Santo Padre nos dice que la fe está vinculada a la escucha.¿Nosotros estamos sordos o Dios no escucha?
Sintonizamos dos emisoras. Y la radio emite, pero nosotros no escuchamos la emisora adecuada.
Usted es sacerdote, ha entregado toda su vida para los demás, para servir a la Iglesia. ¿Por qué vale la pena?
Vale la pena porque uno recibe más de lo que da. Hasta que no lo hace no se convence de que es real. Esa felicidad no es superficial, compensa.
¿Qué es lo que más le gusta de ser profesor universitario?
Que te permite un gran enriquecimiento el intercambio de ideas con otras personas.
¿Qué tiene que ver ser católico con ser universitario? ¿Hay algún nexo?
Católico en griego significa: universal. Por ello, un católico tiene todo el universo para aprender.
Ya para terminar: el Papa nos ha insistido en el apostolado, ¿qué valor tiene para un cristiano?
Cuando uno es feliz con algo se lo quiere contar a todo los que lo rodean. No puedes esconder esa felicidad. Los jóvenes cristianos no pueden ser aburridos.
Muchas gracias, una vez más, don Francisco por su tiempo.
De nada, a vosotros.